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La producción y el uso de microplásticos en el mundo ha ido aumentando exponencialmente desde la década de 1950 hasta alcanzar más de 300 millones de toneladas en 2017. Los microplásticos son partículas y fibras de plástico de tamaño inferior a 5mm, invisibles a simple vista y que afectan principalmente a pequeños peces, organismos invertebrados y otros animales filtradores que tienen el potencial de entrar en la cadena alimentaria.

De entre todas las especies de peces pelágicos pequeños, la sardina (Sardina pilchardus) y la anchoa (Engraulis encrasicolus) son los peces más comercializados y consumidos en el noroeste del mar Mediterráneo, representando estos hasta el 39% del total de las capturas en la región en los últimos años. Además, estas especies juegan un papel clave en los ecosistemas marinos, donde son presas importantes para muchos depredadores como los atunes, los cetáceos y las aves marinas.

Un estudio publicado recientemente en la revista especializada Marine Pollution  Bulletin revela que en las sardinas el 58% de los individuos ha ingerido microplásticos, porcentaje que en las anchoas es de un 60%. Según los investigadores, entre  los factores que influyen en esta incidencia está la prevalencia de parásitos como larvas, trematodos y nematodos en el tracto intestinal. Es decir, los individuos con mayor contenido de microplásticos en su sistema digestivo también tienen más parásitos.

En este sentido, los resultados del trabajo, en el que han participado investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO), del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y del Institut Français de Recherche pour l'Exploitation de la Mer (IFREMER), muestran que, en el caso de las sardinas, los individuos con una peor condición corporal tienen una probabilidad más alta de ingestión de microplásticos. En el caso de la anchoa, en cambio, la probabilidad de incidencia aumenta en los individuos con un índice gonadosomático -peso de la gónada como porcentaje del peso total del cuerpo que se utiliza para medir la madurez sexual de los individuos- más alto y de menor tamaño. En los individuos de ambas especies una peor condición corporal implica una mayor incidencia tanto de parásitos como de mircroplásticos.