NAVIERA ARMAS

 

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Se espera que la producción mundial de pesca y acuicultura en 2022 aumente en un 1,5 %, a 184,6 millones de toneladas. Es el principal dato extraído del informe “Perspectivas alimentarias” que FAO acaba de lanzar y en el que se explica que el crecimiento en el sector de la acuicultura se recuperó en relación con el año pasado, en un 2,9 por ciento, hasta los 92,2 millones de toneladas. Sin embargo, esta cifra hay que cogerla con cautela, matiza FAO, puesto que los costes de los insumos mantienen una senda de crecimiento a largo plazo lo que unido a otros factores, como el coste energético, están contribuyendo a una desaceleración del crecimiento del 0,2 % interanual. 

La guerra en Ucrania está generando varios impactos negativos en la economía mundial, con implicaciones directas para las empresas de productos del mar. Y mientras los precios de los productos básicos, incluidos los alimentos, suben vertiginosamente y alimentando tasas de inflación que en muchos casos no se habían visto en décadas; los costes ya elevados de insumos y fletes han aumentado aún más y están reduciendo los márgenes, particularmente para los intermediarios de la cadena de suministro como procesadores.

Haciendo un análisis por especies el informe de FAO explica que el cultivo de panga se ha visto especialmente afectado por el incremento de los costes de producción, concretamente el pienso, derivados de la guerra de Ucrania. Pero, por otro lado, Vietnam tendrá aranceles reducidos tanto en la Unión Europea (UE) como en los Estados Unidos este año, donde la demanda de pangasius es alta tanto en los mercados de consumo como en los de restaurantes. Además, los precios del panga están en máximos históricos y la inflación es un problema para los productores, procesadores y minoristas, que se suma a las altas tarifas de flete, los desafíos logísticos, una moneda más fuerte y los estrictos controles fronterizos fitosanitarios en China.

La tilapia, por su parte, ha capeado la pandemia particularmente bien, apunta FAO, beneficiándose de su posición como una opción más barata y vendida al por menor. Se prevé que la producción mundial de tilapia aumente un 3 % en 2022 con respecto a 2021; esto refleja la recuperación posterior a la pandemia y la reanudación de las operaciones comerciales normales en la mayoría de las regiones productoras. Sin embargo, los productores también se ven afectados por los fletes más altos y los costes de los insumos.

Con relación a la dorada y a la lubina se espera que su producción aumente en torno a un 4 % en 2022. Los precios de estas especies también están aumentando vertiginosamente, en particular para la lubina, asentados en una combinación de fortalecimiento de la demanda y aumento de los costes, acelerada por la guerra en Ucrania. Si bien la inflación es alta en Europa, FAO la define como "rampante" en el principal productor Turquía, lo que crea problemas para los productores y se estima que, aunque la demanda en Europa aumenta, la inflación jugará un papel determinante. La producción turca de lubina y dorada en 2020, según refleja el informe de FAO, se estima en 148 907 y 109 749 toneladas respectivamente; frente a las 22 765 y 6458 toneladas de España.

El salmón ha diversificado sus mercados, sus canales de venta y su gamas de productos, y ello ha permitido, según FAO, que haya obtenido buenos resultados durante la pandemia. Con la apertura de los mercados ha experimentado un impulso a mayores y los precios del salmón atlántico de acuicultura alcanzaron máximos de 40 años a principios de 2022. Ello ha permitido que los productores hayan obtenido altos ingresos con buenos márgenes a pesar de la inflación de costes. “Es improbable que el crecimiento de la oferta mundial este año (1 % a 2 % para la producción noruega y 4 % a 6 % para Chile) sea suficiente para que los precios vuelvan a los niveles observados en los últimos años, dadas las actuales condiciones boyantes del mercado”, apunta FAO. Sin embargo, la guerra de Ucrania sigue siendo una fuente importante de incertidumbre, lo que podría contribuir a mayores aumentos de costes y a la reorganización de las rutas comerciales y las relaciones comerciales.