NAVIERA ARMAS

 

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Marcos Freire, presidente de la Fundación SOERMAR, ha afirmado que la integración de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial (IA), la sostenibilidad y la diversificación mejorarán la eficiencia y la competitividad del sector de la construcción naval durante su ponencia ‘Retos tecnológicos y científicos para la industria naval y marítima’, en la segunda jornada del congreso Maritime Blue Growth. Algo que ha considerado fundamental para impulsar la innovación y garantizar la sostenibilidad de las operaciones marítimas.

Freire ha comenzado su exposición detallando los principales retos a los que se enfrenta la industria de la construcción naval: eficiencia energética, reducción de emisiones contaminantes, protección del medio ambiente marino, seguridad marítima para prevenir accidentes y responder eficazmente en caso de emergencias, y la digitalización y automatización. Unos retos a los que en su opinión es fundamental hacer frente mediante “la colaboración entre empresas, instituciones académicas y organismos reguladores para impulsar la investigación, el desarrollo y la implementación de soluciones innovadoras que aborden estos desafíos y promuevan un sector marítimo más sostenible y eficiente”.

En este contexto, ha explicado, por una parte, los retos vinculados a los buques y, por otra, los referentes a los astilleros. Entre los primeros, ha apuntado que el diseño de los buques debe enfocarse a la sostenibilidad ambiental, de tal forma que sean más eficientes energéticamente y contaminen menos. Pero también ha considerado necesario lograr la eficiencia operativa en ellos, para lo que habrá que dotarlos de cascos hidrodinámicos o sistemas de propulsión eficientes, como la híbrida, que combina diversas fuentes de energía, y prácticas operativas que minimicen el consumo energético.

A lo que ha añadido que se deben abordar asuntos como la seguridad y resistencia estructural de los buques o el desafío de integrar sistemas tecnológicos avanzados, como automatización, IA, sistemas de navegación y control, monitorización remota y gestión de datos. Igualmente, ha destacado la necesidad de adaptarlos para que utilicen nuevos combustibles, como gas natural licuado, biocombustibles o hidrógeno verde (todavía en desarrollo), y energías limpias, y adoptar principios de la economía circular su diseño, “lo que implica considerar la reutilización, el reciclaje y la durabilidad de los materiales utilizados, así como el diseño de buques con una vida útil más larga y un fácil desmantelamiento al final de su ciclo vital”.

Se ha referido, asimismo, a los beneficios potenciales que aportarán los buques autónomos, entre los que ha enumerado “la reducción de costos operativos al eliminar la necesidad de tripulación, una mayor eficiencia en la navegación y el transporte, la mejora de la seguridad al evitar la exposición de las personas a condiciones peligrosas y la reducción de las emisiones contaminantes al optimizar el rendimiento de la embarcación”. Sin olvidar los desafíos y cuestiones legales, técnico-regulatorias y éticas que su implementación generará “y aún están por resolver”.

Entre los sistemas para reducir las emisiones contaminantes, ha destacado la electrificación de los sistemas de propulsión, lo que también implica disponer en los buques de espacios para el almacenamiento de las baterías, así como de infraestructura de carga y recarga en los puertos y el desarrollo de estándares y regulaciones para garantizar la seguridad y la interoperatividad.

Y ha subrayado la importancia de las investigaciones para capturar o eliminar el CO2 que emiten los buques, para cuyo desarrollo “se requiere una mayor inversión, colaboración entre la industria y los organismos reguladores, y avances en la infraestructura de soporte para lograr una adopción más amplia de estas tecnologías en el sector marítimo”.

En cuanto a los retos tecnológicos a los que se enfrentan los astilleros, Marcos Freire ha citado la digitalización, la sostenibilidad, la inteligencia artificial, la eficiencia productiva y energética de los procesos productivos y la diversificación.

De la digitalización ha destacado como aspectos clave para impulsar la competitividad de los astilleros el modelado y diseño virtual para optimizar los diseños, la fabricación asistida por computadora (CAM) para mejorar la eficiencia, la gestión y seguimiento digitales de los proyectos, un mejor control y monitoreo de los procesos en tiempo real, una mayor colaboración y comunicación entre los diferentes actores, internos y externos, que participan en el proceso de construcción naval y el mantenimiento predictivo, “que permite reducir los tiempos de inactividad”.

Por otra parte, ha explicado las medidas y prácticas que están poniendo en marcha los astilleros para conseguir la sostenibilidad. Entre ellas, la búsqueda de la eficiencia energética en todas las etapas de fabricación y montaje, el uso de energías renovables, el reciclaje y reutilización de materiales, el control y reducción de emisiones contaminantes, una gestión responsable del agua que utilizan y la promoción de la cultura de la sostenibilidad tanto entre sus empleados como en sus proveedores y en el resto de actores de la comunidad en la que desarrollan su actividad.

Igualmente, ha valorado el impacto en la eficiencia que puede tener la IA en esta área, especialmente, en la optimización de los diseños, la planificación y programación de proyectos, el control y automatización de procesos, el mantenimiento predictivo o al análisis de datos y la gestión de la información para ayudar a tomar decisiones.

Todo ello deberá ir acompañado, en opinión de Freire, de unos procesos productivos optimizados, un uso eficiente de todos los recursos, la aplicación de tecnologías avanzadas y sistemas de automatización y un mantenimiento regular y predictivo. Con ello, se podrá conseguir “la reducción de costos, el aumento de la competitividad y la disminución del impacto ambiental”, ha augurado.

El presidente de la Fundación SOERMAR ha enfatizado, asimismo, la importancia de la diversificación para que el sector naval “sea competitivo y perdure en el tiempo”. Por eso, ha defendido ampliar la actividad de los astilleros más allá de la construcción, reparación y transformación de buques convencionales y apostar por la construcción de otros para actividades específicas. En consonancia con esta idea, ha destacado la oportunidad que se abre con la construcción de infraestructuras para energías renovables marinas. “La diversificación de la construcción naval es clave para adaptarse a los cambios en el mercado y aprovechar nuevas oportunidades. Permite mantenernos competitivos, expandir nuestra capacidad de negocio y aplicar nuestra experiencia y conocimientos”, ha concluido.