El 9 de septiembre se publicó el esperado informe coordinado por el ex-primer ministro de Italia y ex-presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, sobre la competitividad de la economía de la Unión Europea (UE), cuyas conclusiones y recomendaciones se espera que se tengan en cuenta en la elaboración de las prioridades políticas de los nuevos Comisarios durante los próximos cinco años.
El informe ha sido valorado positivamente por la asociación que agrupa a las asociaciones de navieros de la Unión Europea (European Community Shipowners’ Associations, ECSA) y destaca los siguientes asuntos respecto al transporte marítimo:
- La cuota de flota mercante mundial controlada por los Estados miembros de la UE está disminuyendo. El informe reconoce el papel clave de las Directrices sobre Ayudas de Estado al Transporte Marítimo para que el sector se convirtiese en líder mundial. Sin embargo, el carácter global del sector permite que sus activos puedan trasladarse de un país a otro en pocas semanas. Varios terceros países en Asia, Oriente Medio, Norteamérica e incluso la propia Europa, como el Reino Unido, ofrecen ya un entorno empresarial más favorable. Por ejemplo, China ofrece un atractivo sistema de leasing para los armadores, mientras que los bancos comerciales de la UE han endurecido sus requisitos de acceso al crédito.
Según el informe, entre 2020 y 2024, los competidores asiáticos ganaron terreno en detrimento de la flota controlada por la UE, cuya cuota ha disminuido del 39,5% al 35,4% de la flota mundial. No se trata de un descenso en términos absolutos, ya que la flota europea creció durante este periodo.
- La inversión para la descarbonización del sector marítimo internacional se cuantifica en unos 39.000 millones de euros anuales de 2031 a 2050. El informe afirma que existe un riesgo de que se produzca un desvío de actividad de los centros logísticos de la UE a los de los países vecinos, a menos que se encuentren soluciones eficaces para garantizar la igualdad de condiciones a escala internacional, a través de la Organización Marítima Internacional (OMI).
En este sentido se propone que la UE, “lidere los esfuerzos de cooperación internacional para alinear las normas internacionales con las de la UE. Además de llevar a cabo una evaluación permanente de los riesgos de fuga de empresas, la UE debería abogar por un mecanismo mundial de fijación de precios de las emisiones y normas de eficiencia energética y de combustibles en la OMI”.