Imagina esto: cada año se pierden en Europa millones de pequeños gránulos de plástico (los famosos “pellets” o “granza”) durante su producción, transporte o transformación. Esos granitos del tamaño de una lenteja acaban en ríos, playas y estómagos de tortugas y aves marinas. Son la tercera fuente más grande de microplásticos primarios del continente… y hasta ahora nadie era realmente responsable.
Eso se acabó.
El 26 de noviembre de 2025 se publicó el Reglamento (UE) 2025/2365, una norma valiente y práctica que obliga a toda la cadena de suministro (fabricantes, recicladores, transportistas terrestres y marítimos, almacenes y hasta las estaciones de lavado de camiones) a alcanzar el objetivo “cero pérdidas” de pellets.
¿Qué cambia en la vida real?
– Todas las empresas que manejen más de 5 toneladas al año tendrán que tener un plan de gestión de riesgos, formación anual del personal y registrar cuánto se les escapa realmente.
– Los transportistas (también los de fuera de la UE) deberán nombrar un representante legal en Europa y seguir reglas estrictas de carga, estiba y limpieza.
– En los barcos, los contenedores de pellets deberán ir bajo cubierta o en zonas protegidas siempre que sea posible (adiós a los accidentes tipo “Toconao” en Galicia).
– Habrá pictogramas de advertencia y, en los casos más grandes, auditorías externas obligatorias.
¿Por qué es un acierto?
Porque pasa de la voluntariedad (el programa “Operation Clean Sweep” era bueno, pero solo el 30-40 % de empresas lo aplicaba bien) a la obligatoriedad total. Y lo hace con sentido común: microempresas y pymes tienen requisitos más ligeros, pero nadie se libra.
Resultados esperados: reducir hasta un 70-80 % las fugas de pellets en pocos años y evitar que sigan apareciendo millones de bolitas blancas en nuestras playas cada vez que hay un temporal.
Europa ha dado un paso firme y responsable para frenar uno de los tipos de microplásticos más fáciles de evitar. A partir de 2027, cada pellet perdido tendrá un origen claro y quien lo manipule será el primero en responder por él… porque ahora cuidar el medio ambiente también significa hacerse cargo de lo que uno maneja.
¿Es esto poco revolucionario?
Por primera vez, Europa convierte un problema que parecía “de todos y de nadie” en una responsabilidad clara y compartida. No se trata de castigar, sino de cuidar: quien fabrica, transporta o transforma el plástico ahora tiene las herramientas y la obligación de no dejar ni un granito atrás.
Y cuando miles de empresas empiecen a trabajar así día a día… nuestras playas, ríos y animales lo van a notar.
Desde Friends of the Ocean creemos que es de las mejores noticias ambientales del año 2025.
