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GRAN CANARIA LIMPIA

 

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La Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLPA) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) unen sus medios y sus conocimientos para el desarrollo de un innovador proyecto medioambiental dentro del recinto portuaria. El BOE da carácter oficial ya al convenio suscrito por dos años entre ambas entidades para la puesta en marcha del proyecto denominado 'Reducción de la huella de carbono y huella hídrica del Puerto de Las Palmas empleando el cultivo de macroalgas como biofiltro: secuestro de carbono y captación de nutrientes del medio marino'.

El cultivo será de la especie de macroalga Ulva rigid, cuyo uso en acuicultura está autorizado por el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (PROAC). Se plantea un cultivo mixto en cuerdas, en el que la fase de producción de esporas y fijación de plantas a las cuerdas se lleva cabo en la planta de cultivo del Banco Español de Algas (BEA) y la producción se desarrolla en el mar en las aguas del Puerto de Las Palmas, en un sistema de cultivo flotante.

La APLPA aporta la cantidad de 277 mil euros para los costes de personal (investigador y técnico), recursos materiales (material fungible, mantenimiento maquinaria, laboratorio), asesoramiento científico y técnico y para los costes de las campañas de marketing y comunicación.

La ULPGC pondrá la cantidad de 51.550 euros, cantidad destinada a los costes de personal (director y coordinador de proyecto) y a recursos materiales (material fungible, mantenimiento maquinaria, laboratorio). La ULPGC, a través del BEA, pretende ensayar, por primera vez en Canarias el cultivo de macroalgas en mar abierto en aguas modificadas, como las que se encuentran en los puertos, ya que esto ofrece una oportunidad única para la realización de una experiencia piloto de cultivo en aguas abrigadas. 

Sostenibilidad

En el proyecto se explica que los productores primarios marinos (microalgas, macroalgas y praderas marinas) contribuyen, al menos, al 50 % de la fijación de carbono del mundo y puede representar el 71 % de todo el almacenamiento de carbono. La fijación de CO2 y la emisión de oxígeno a través de la fotosíntesis realizada por las algas que crecen en ecosistemas costeros, bien conservados y protegidos, y en los diversos sistemas de cultivo que se pueden implantar en tierra y en el mar aprovechando recursos como aguas residuales y energías verdes (mareas, viento, irradiación solar, etc.), representan una relevante reducción de carbono para las emisiones antropogénicas de CO2, en concreto de las zonas industriales y portuarias. Además, la utilización de la biomasa obtenida de las especies en cultivo en la obtención de biodiesel, biomateriales, alimento u otros productos que eluden el uso de combustibles fósiles contribuye más aún al potencial de sumidero de carbono que tienen estas prácticas acuícolas en sistemas circulares de producción.